Peronismo, fusión nuclear y nazis, todo en el mismo paquete
Escuchando un episodio del programa A Ciencia Cierta, cosa que recomiendo si te interesa la Física , me estampo con una historia, una especie de triángulo amoroso en el que al mismísimo Juan Domingo Perón le sale un colaborador del nazismo de la nada, con bastante morro y con ganas de pasar unas vacaciones de ensueño.
El 24 de marzo de 1951 Perón realiza un salto libre sin paracaídas, un acto de fe: anuncia que “Argentina ha logrado el dominio de la energía atómica”, se refería a la fusión nuclear. Argentina tenía el secreto mejor guardado del mundo y todavía no era Maradona: Energía barata (baratísima) para todos, gracias a un científico llamado Ronald Richter que decide tomar la picaresca como bandera y atraer a Perón con sus cantos de sirena. Richter, nacido en Austria en 1909, llega de Europa por recomendación de un ingeniero aeronáutico, Kurt Tank, con el que trabajó en Alemania en proyectos científicos entre 1939 y 1943 para el nazismo.
Durante una reunión con Perón, Richter decide soltar su perla: Teóricamente, existe la posibilidad de provocar reacciones nucleares en cadena en un entorno controlado. La fusión nuclear es actualmente una especie de quimera en la Física: aunque se ha llegado a conseguir fusionar ciertos átomos, la energía que liberan es menor que la empleada en el proceso, por eso no tenemos todavía una fuente de energía de fusión nuclear sino de fisión, que es el método por el cual un átomo se separa y libera energía. La fusión nuclear es capaz de liberar muchísima más energía que la de fisión, con lo que sería una fuente casi ilimitada para la humanidad.
Pero volviendo a Richter, Perón, eufórico, traga con el argumento y decide darle carta blanca a Richter. Le instala en Córdoba y le da ciertas comodidades con su propio laboratorio pero al cabo de un tiempo decide mudar todo a una isla para que nuestro héroe tenga las mejores condiciones posibles para desarrollar lo imposible. Perón mueve a Richter a la isla Huemul y en 1949, el proyecto con el mismo nombre se funda y en 1950 se le concede la nacionalidad. La apuesta era alta.
Al cabo de algunos experimentos que en realidad no llegaban a nada, Richter se convierte en un artesano del engaño y poco a poco va informando a Perón sobre sus pequeños logros que no eran tal. Perón está ya al borde del delirio. Richter no se andaba con tonterías, según él había nacido un nuevo campo de la Física: la física solar, por la cual en su tranquilo laboratorio se estaban reproduciendo las condiciones que se daban en el Sol para generar energía a partir de procesos termonucleares. Esto en realidad requiere de unos 15 millones de grados kevin pero Perón estaba ya ciego y a Richter se le concede un honoris causa.
Meses después, Richter comete un pequeño error: se gana un enemigo de alguien afín al gobierno peronista y éste decide empezar a tirar del hilo. Incluso convence a Perón de que envíe una comisión de investigación para ver lo que se está haciendo en la isla. La comisión viaja a la isla y vuelve con la siguiente recomendación: “suspender inmediatamente el apoyo moral y material que se presta a esas investigaciones”. Perón seguía confiando en el proyecto pero la cosa se estaba derrumbando y a esta comisión le siguieron otras incluyendo técnicos norteamericanos hasta que Richter es destituido. Éste se permitió el lujo posteriormente de exigir impagos.
Perón llegó incluso a decir que Argentina vendería energía nuclear para uso doméstico en botellas de medio y un litro. Espero que al menos te devolvieran los pesos del envase.
Fuentes: GAMBINI, HUGO Historia del Peronismo. El poder total (1999) [PLANETA ARGENTINA] ISBN 9789504902270