Cuatro años después

Y cuatro años después, abandono Human Made.

Meses sin escribir en este blog y vengo con estas. Es extraño dejar una compañía de la que prácticamente sólo conservas buenos recuerdos. Cuando me uní a ellos, sólo tenía buenas palabras para mi etapa anterior pero es cierto que estos años han sido tan fructíferos a todos los niveles y me han hecho crecer tanto que me cuesta expresarme ahora mismo. Sinceramente, llevo un mes haciéndolo dentro de la empresa y el gasto emocional ha sido terrible, una despedida excesivamente larga y un poco agónica debido a la cantidad de buenos compañeros que dejo atrás.

Compañeros que no dejan de conformar un grupo heterogéneo de diversidad de opiniones, de gente con sus propias ideas que comparten de forma libre y liberada, con unas habilidades para la comunicación y unas formas de abrirse a los demás que es difícil de imaginar, especialmente para personas que no trabajan en remoto. Aparte, me lo he pasado bomba cuando nos hemos reunido todos.

He crecido mucho, muchísimo y he aprendido sobre muchas otras culturas y formas de pensar, me he librado de muchos clichés adquiridos y me he convertido en una persona mucho más empática a través del contacto con gentes de otros países. Es difícil despedirse de un ente como puede ser Human Made, una empresa tan involucrada en el buen trato humano, en la consideración hacia sus empleados o en los valores que la definen, es muy complicado porque siento que estoy decepcionando, no a mí mismo ni a Human Made (ellos sobrevivirán sin mí) sino a algo que ni siquiera existe, una especie de sentimiento de culpabilidad (¿Quién querría dejar algo así con la cantidad de churros de empresas que hay por ahí? Mi abuela estaría preocupadísima).

Y de hecho, hace mes y medio mi vida estaba ligada a ellos pero algo cambió: un mensaje de WhatsApp de un amigo dio inicio a una serie de conversaciones que al principio me produjeron risa por lo insólito de la propuesta y porque no encontraba siquiera una pista que me dijera que yo encajaba ahí. Pero tras varias reuniones, mi impresión cambió y un par de semanas después estaba totalmente convencido de que unirme a climatiq.io era no sólo un cambio radical en mi carrera sino también algo interesantísimo e importante a nivel global. Estoy deseando empezar (después de un mes de vacaciones) con algo totalmente nuevo y que puede llegar, al menos, a aportar un poco a lo que estamos viviendo a escala global.

En términos técnicos, muchas tecnologías que conozco, al menos superficialmente, pero otras muchas que suenan genial: Next.js, FaunaDB, Rust entre otras muchas. ¿Y WordPress? Pues de momento no entra en la ecuación aunque todavía tengo mi curso en Domestika aparte de Berlin Startup Jobs, que tampoco es un proyecto pequeño así que no me voy a despedir por ahora y si tengo la oportunidad de usarlo al menos como herramienta interna lo haré.

Nos vemos, eso sí, en próximas WordCamps.